Esta es
una entrada dedicada a las abuelas. Siempre tan atentas con los nietos y
generalmente las maestras cocineras de las familias. Nosotras sólo conocimos a
una de nuestras abuelas, y hace ya muchos años que nos dejó, pero siempre la
recordaremos por su risa, alegría y sus deliciosos platos.
Guardamos
muchas recetas de nuestra abuela, algunas ya las hemos publicado, pero
justamente las rosquillas no es una de ellas. Por eso hoy tenemos que agradecer
a nuestro amigo Adrián la receta de estas deliciosas rosquillas de su abuela.
Son
recetas que se van perdiendo con el tiempo y nos gustaría que no fuera así,
porque no tiene nada que ver el sabor de lo hecho tradicionalmente a lo hecho
industrialmente.
Aquí va
su receta, y os aseguramos que salen riquísimas:
INGREDIENTES
- ½
vaso de azúcar
- 2
huevos
- ½
vaso de aceite
- 1
cucharada de anís en grano
- ½
vaso de vino blanco
- 1/3
vaso de Cazalla o aguardiente
- 8 gr.
de levadura en polvo (1/2 sobre)
-
Harina
-
Aceite de girasol para freír
-
Azúcar para rebozar
PREPARACIÓN
Poner
el medio vaso de aceite en un cazo y cuando esté caliente echar los granos de
anís, apartar del fuego inmediatamente y dejar enfriar.
En un
recipiente grande mezclar el azúcar con los huevos, añadir el aceite, el vino y
la Cazalla.
Coger
un poco de harina, mezclarlo con la levadura y añadirlo. Seguir añadiendo
harina y removiendo hasta que se forme una masa que no se pegue a los dedos.
Poner
una sartén honda al fuego con abundante aceite de girasol, unos dos dedos de
altura.
Formar
bolas pequeñas, hacer un agujero con el dedo en el centro y con los dos índices
ir agrandando el agujero formando la rosquilla.
Echarlas
en el aceite caliente, a temperatura media para que no se hagan muy rápido
porque sino quedarían crudas por dentro. Cuando estén doradas por un lado darles la vuelta.
Cuando estén doradas por ambos lados sacar a una fuente con papel absorbente y poco después, rebozar por azúcar.
Los dulces fritos no me suelen llamar mucho, pero un día probé unas rosquillas caseras y... madre mía! Son una delicia si se hacen bien, y la receta de la abuela de Adri lo son, sin duda! Qué buena pinta tienen! En Murcia las rosquillas son las saladas duras (estilo picos de pan) que se suelen usar para poner ensaladilla por encima, con una anchoa a veces por encima (tapa típica), por eso me acuerdo siempre de lo raro que me sonó la primera vez que en Madrid me ofrecieron "rosquillas" con el café :).
ResponderEliminarUn abrazo
Tienen buena pinta aunque a mi los dulces con licores no me gustan mucho, precisamente tengo pendiente publicar unos rollitos de naranja que me hacia mi abuela cuando era pequeña.
ResponderEliminarUn saludo a las dos
Hola Laura y Paloma :)Me llega como anillo al dedo la receta. Justamente ayer le decía a mi esposo que quería unas doughnuts. Me gusta la receta de la abuela de Adri. Gracias a él y a ustedes por compartirla.
ResponderEliminarabrazos
Unas rosquillas deliciosas. Yo también guardo algunas recetas tradicionales de mi abuela, y de vez en cuando, me gusta prepararlas. Me ha gustado vuestro blog, así que me quedo por aquí para seguiros. un besito.
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